martes, 2 de noviembre de 2010

Martín Sharples, un inquieto por excelencia

Martín Sharples es de aquellos que, de verdad, libran batallas por el único deporte que aún vale la pena: el deporte sin dinero. Tiene 41 años y un sueño de jugador de rugby junto al maldito accidente que en 1993 lo dejó sin la pierna izquierda.
Fue maratonista, lo aplaudieron a rabiar en Italia cuando llegó a la meta de una carrera en homenaje al fondista Miguel Sánchez con la prótesis destrozada en una de sus manos. Fue el señor de los disgustos, cada vez que subió a un palco a recibir un trofeo y les dijo a los organizadores que era una injusticia otorgar premios diferenciados a hombres y mujeres, corredores de a pie y en de sillas de ruedas.
 A los 27 años, por un accidente de tránsito, debieron amputarle la pierna izquierda. Pocos médicos, en 1993, pensaban que podría correr con una prótesis.
Hoy Sharples ha regresado de Cuba. Fue con su bicicleta, apodada Pata Loca a sumar deporte en el homenaje a los 50 años de la Revolución. A insistir con aquello del mundo distinto.
“La idea surgió hace poco más de un año, cuando terminé una travesía entre Bolivia y la Argentina para estar presente en el 40 aniversario del asesinato del Che Guevara. Me propuse entonces viajar a Cuba en diciembre de 2008 y quedarme hasta enero de 2009 para unir las ciudades de Santiago de Cuba y La Habana con mi bicicleta. Sería mi homenaje a los 50 años de la Revolución Cubana. Arranqué el sueño en La Habana, luego pasé por Matanza y por varios pueblos de poca población. La única playa que toqué fue Girón por el valor histórico del lugar porque quería evitar el recorrido por zonas turísticas o balnearios internacionales ya que no era el sentido de mi travesía. Pasé por Cienfuegos y luego por Santa Clara, a 477 kilómetros de la capital cubana, la ciudad en la que el Che libró la última de sus batallas antes de ingresar triunfantes a La Habana. En Santa Clara está el monumento al Che donde descansan los restos del guerrillero argentino. Allí decidí cortar el plan inicial, finalizar el trayecto y dejar mi bicicleta en Santa Clara en obsequio a los cubanos”.
En 2007 hizo el trayecto La Higuera-Buenos Aires (3.143 kms. en dos meses), en 2008 corrió Buenos Aires-Rosario (340 kms.) para el 80 aniversario del nacimiento del Che. Podría decirse que todos los santos días Sharples busca las puertas de un nuevo desafío. Ni calmo, ni triste, alma viva de los deportistas envueltos en deporte y no en billetes, Sharples, jamás inclinado, ha producido el milagro de atraer algo de luz hacia un atleta olvidado.

2 comentarios:

  1. Este muchacho es un idolo, mucha preparacion y formtaleza fisica

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  2. Realmente es admirable mas alla de posibles intereses politicos

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